jueves, 28 de noviembre de 2013

III. El crucero


Abandonado el desarbolado y rasgado junco que, no obstante no corría peligro de hundirse, al menos por el momento, los dos leños de presa ​​reanudaron la carrera hacia Labuan, la isla habitada por aquella niña de los cabellos de oro, a quien Sandokan quería a toda costa ver.
El viento se mantenía al noroeste y bastante fresco y el mar estaba todavía tranquilo, favoreciendo la carrera de los dos praos que hilaban a diez u once nudos. Sandokan después de haber hecho limpiar el puente, anudar las maniobras cortadas por las balas enemigas, arrojar al mar el cadáver de Araña y de otro pirata muerto por un fusilazo, y cargar los fusiles y las espingardas, encendió un espléndido narguile proveniente sin duda de algún bazar indio o persa, y llamó a Patan. El malayo estaba listo para obedecer.
—Dime, malayo —dijo el Tigre, plantándole en el rostro dos ojos que metían miedo—, ¿sabes cómo ha muerto Araña de Mar?
—Sí —respondió Patan estremeciéndose, al ver al pirata tan ceñudo.
—Cuando yo monto al abordaje, ¿sabes cuál es tu lugar?
—Detrás de usted.
—Y tú no estabas allí y aquí Araña ha muerto en tu lugar.
—Es verdad, capitán.
—Debería hacerte fusilar por esta falta tuya, pero tú eres un valiente y a mí no me gusta sacrificar inútilmente a los valerosos. Al primer abordaje tú te harás matar a la cabeza de mis hombres.
—Gracias, Tigre.
—Sabau —llamó entonces Sandokan.
Otro malayo, que tenía una profunda herida a través del rostro, se adelantó.
—¿Has sido tú el primero en saltar, después de mí, sobre el junco? —le preguntó Sandokan.
—Sí, Tigre.
—Está bien. Cuando Patan esté muerto, tú lo sucederás en el mando.
Dicho esto atravesó a lentos pasos el puente y descendió a su camarote situado a popa.
Durante el día los dos praos continuaron la navegación en aquel trecho de mar comprendido entre Mompracem y las Romades al oeste, la costa de Borneo al este y noreste y Labuan y las Tres Islas al norte, sin encontrar ningún leño mercantil.
La siniestra fama de que gozaba el Tigre se había dispersado en aquellos mares y poquísimos leños se atrevían a aventurarse en aquellos lugares. La mayoría huían de aquellos parajes, recorridos continuamente por leños corsarios y se mantenían bajo las costas, dispuestos, al primer peligro, a arrojarse a tierra a fin de salvar al menos la vida.
Apenas la noche cayó, los dos leños recogieron sus grandes velas a fin de protegerse contra los imprevistos golpes de viento, y se acercaron uno a otro para no perderse de vista y estar listos para socorrerse recíprocamente.
Hacia la medianoche, en el momento en que pasaban delante de las Tres Islas que son los centinelas avanzados de Labuan, Sandokan compareció en el puente.
Seguía presa de una viva agitación. Se puso a pasear de proa a popa, con los brazos cruzados, encerrado en un feroz silencio. Pero de vez en cuando se detenía para escrutar la negra superficie del mar, subido a la amura para abarcar un mayor horizonte, y luego se curvaba y estaba a la escucha. ¿Qué buscaba oír? ¿Quizá el quejido de alguna máquina que indicase la presencia de un crucero, o bien el fragor de las olas rompiéndose sobre las costas de Labuan?
A las tres de la mañana, cuando los astros comenzaban a palidecer, Sandokan gritó:
—¡Labuan!
De hecho, hacia el este, allí donde el mar se confundía con el horizonte, aparecía confusamente una sutil línea oscura.
—Labuan —repitió el pirata, respirando, como si le fuese quitado un gran peso que le oprimía el corazón.
—¿Debemos seguir adelante? —preguntó Patan.
—Sí —respondió el Tigre—. Entraremos en el riachuelo que ya conoces.
La orden fue transmitida a Giro-Batol y los dos leños se dirigieron en silencio hacia la isla suspirada.
Labuan, cuya superficie no sobrepasa los 116 kilómetros cuadrados, no era en aquellos tiempos la importante estación naval que es hoy día.
Ocupada en 1846 por Sir Rodney Mundy, comandante del Iris, por orden del gobierno inglés que aspiraba a suprimir la piratería, no contaba entonces mas que con un millar de habitantes, casi todos de raza malaya y quizá doscientos blancos. Habían apenas entonces fundado una ciudadela a la cual habían dado el nombre de Victoria, proveyéndola de algunos fortines para impedir que fuese destruida por los piratas de Mompracem, que varias veces habían devastado las costas. El resto de la isla estaba recubierta de densos bosques poblados todavía por tigres, y sólo raras granjas habían sido fundadas en las alturas o en las praderas.
Los dos praos, después de haber costeado por algunas millas la isla, se metieron silenciosamente en un pequeño riachuelo, cuyas orillas estaban cubiertas de una riquísima vegetación, y lo remontaron por seiscientos o setecientos metros anclando bajo la oscura sombra de grandes árboles.
Un crucero que hubiera batido la costa, no habría podido encontrarlos, ni habría jamás podido sospechar la presencia de aquellos cachorros, emboscados como los tigres del Sundarbans indio.
A mediodía, Sandokan, después de haber mandado a dos hombres a la desembocadura del riachuelo y a otros dos a la floresta, para no ser sorprendido, armado de su carabina, desembarcaba, seguido de Patan.
Había recorrido cerca de un kilómetro adentrándose en la densa floresta, cuando se detuvo bruscamente a los pies de un colosal durián, cuya fruta deliciosa, erizada de puntas durísimas, se agitaba bajo los golpes de pico de una bandada de cálaos.
—¿Ha visto a algún hombre? —preguntó Patan.
—No, escucha —respondió Sandokan.
El malayo aguzó la oreja y oyó un lejano ladrar.
—Es alguien que caza —dijo realzándose.
—Vamos a ver.
Retomaron el camino metiéndose bajo las plantas de pimienta, cuyas ramas estaban cargadas de racimos rojos, bajo los artocarpus o árboles del pan y las arengas, entre cuyas hojas revoloteaban batallones de dragones voladores.
Los ladridos del perro se acercaban siempre y muy pronto los dos piratas se encontraron en presencia de un feo negro, vestido con un par de pantalones cortos rojos y que tenía por el collar a un mastín.
—¿Adónde vas? —le preguntó Sandokan, bloqueándole el camino.
—Busco la pista de un tigre —respondió el negro.
—¿Y quién te ha dado el permiso de cazar en mis bosques?
—Estoy al servicio de lord Guldek.
—¡Está bien! Dime ahora, esclavo maldito, ¿has oído hablar de una niña que se llama la Perla de Labuan?
—¿Quién no conoce en esta isla a aquella bella criatura? Es el buen genio de Labuan que todos aman y todos adoran.
—¿Es bella? —preguntó Sandokan, con una viva emoción.
—Creo que ninguna mujer puede igualarla.
Un fuerte sobresalto agitó al Tigre de la Malasia.
—Dime —retomó, después de unos instantes de silencio—. ¿Dónde habita?
—A dos kilómetros de aquí, en medio de una pradera.
—Basta así, vete y, si aprecias la vida, no te gires atrás.
Le dio un puñado de oro y cuando el negro hubo desaparecido se arrojó a los pies de un gran artocarpus, murmurando:
—Esperemos la noche y luego iremos a espiar a los alrededores.
Patan lo imitó, tumbándose a la sombra de una areca pero con la carabina a mano.
Debían de ser las nueve posmeridiano, cuando un acontecimiento inesperado vino a interrumpir su expectación.
Un tiro de cañón había resonado hacia la costa, haciendo bruscamente callar a todos los pájaros que poblaban los bosques. Sandokan brincó en pie con la carabina entre las manos, todo transfigurado.
—¡Un tiro de cañón! —exclamó—. Ven Patan; ¡veo sangre...!
Se precipitó a brincos de tigre a través de la floresta, seguido del malayo que, aunque ágil como un ciervo, apenas podía mantenerse detrás.

ACLARACIONES DE LA TRADUCCIÓN

En el texto de Salgari figura 1847 como la fecha de ocupación de Labuan por Sir Rodney Mundy. Corregí la fecha a 1846, según la información que encontré.

Nudos: 1 kn = 1,852 km/h. Por lo tanto, 10 kn equivalen a 18,52 km/h; 11 kn equivalen a 20,37 km/h.

Narguile: Pipa para fumar muy usada por los orientales, compuesta de un largo tubo flexible, del recipiente en que se quema el tabaco y de un vaso lleno de agua perfumada, a través de la cual se aspira el humo.

Tres Islas: No existen referencias actuales, sin embargo, en el mapa “L’ile Borneo” (D.J. Van Den Dungen Gronovius, 1835) aparecen indicadas como “Is. Three”. Estarían ubicadas a unos 100 km al oeste de Labuan, justo a la altura de la bahía de Brunéi.

Sir Rodney Mundy: “Sir Rodney Mandy” en el original, fue un personaje histórico nacido en 1805. En 1842 fue enviado a Borneo a bordo del HMS Iris en contra de los piratas. En 1846 aseguró formalmente Labuan para Gran Bretaña. Alcanzó el grado de Almirante de Flota y falleció en 1884.

Iris: Fue una fragata de 26 cañones construida en Devonport, Inglaterra y lanzada en 1840. Asignada originalmente a Australia, posteriormente fue a África, antes de ser asignada a las Indias Orientales. En 1869 fue vendida y sirvió de buque cablero.

Victoria: Es la actual capital del Territorio Federal de Labuan, Malasia. Está situada al norte de la costa de Borneo.

Sundarbans: “Sunderbunds” en el original, es parte del golfo de Bengala y constituye el bosque más grande de manglar (hábitat formado por árboles tolerantes a la sal) del mundo. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1997. Se extiende a través de Bangladés y la India abarcando 139.500 ha.

Durián: “Durion” en el original, es un árbol de unos 25 m de alto, originario del sudeste asiático. Su fruto tiene varias formas y puede llegar a los 40 cm de circunferencia y entre 2 y 3 kg de peso. Tiene un caparazón de espinas verdes o café. Tiene gusto intenso y agradable, textura cremosa y olor muy fuerte. En donde crece, se lo considera el rey de las frutas.

Cálaos: “Tucani” en el original, la traducción literal sería “tucanes”, sin embargo los mismos no habitan fuera de América. Seguramente se trate de una confusión de Salgari. El cálao rinoceronte (Buceros rhinoceros) posee un pico desarrollado (con alguna semejanza al del tucán), plumaje negro y habita Borneo, Java, Sumatra y la Península Malaya.

Artocarpus: “Artocarpi” en el original, son árboles o arbustos de la familia de las Moráceas, con jugo lechoso, ramos a veces nudosos, hojas alternas y simples. El árbol de jack pertenece a esta familia. También se los llama “árbol del pan”.

Arenga: Es un género con 24 especies de plantas con flores perteneciente a la familia de las palmeras. Nativa de las regiones tropicales del sur y sudoeste de Asia.

Dragones voladores: “Lucertole volanti” en el original, son reptiles del orden de los Saurios, caracterizados por las expansiones de su piel, que forman a los lados del abdomen una especie de alas, o mejor paracaídas, que ayudan a los saltos del animal. Vive ordinariamente subido a los árboles de Filipinas y de la zona tropical del continente asiático, y no pasa de 20 cm de longitud total, de los que 12 corresponden a la cola, relativamente larga y delgada.

Areca: “Arecche” en el original, es una palma de tronco algo más delgado por la base que por la parte superior y con corteza surcada por multitud de anillos, hojas aladas, hojuelas ensiformes y lampiñas, pecíolos anchos, flores dispuestas en espiga o panoja y fruto del tamaño de una nuez común.

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